¿La comida saludable “no te sabe”?
Uno de los principales problemas al cual nos enfrentamos cuando cambiamos nuestros hábitos de alimentación es que nos hemos acostumbrado demasiado a la comida industrial llena de químicos y azúcares, por lo que la comida natural puede parecernos “sin sabor”.
Qué hacer en ese caso? Te lo decimos aquí.
¿Por qué pasa esto?
Además de las asociaciones mentales que hacemos sobre la comida “agradable” y “desagradable”, lo cual te ayudo a trabajar en mi programa “Mente sana, Cuerpo ideal”, lo cierto es que al principio podemos sentir que la comida sin conservadores o químicos “no nos sabe”.
¿Por qué? Lo que ha sucedido es proporcional a cuánto tiempo llevabas comiendo alimentos azucarados, grasosos, industriales, químicos o procesados. En todo ese tiempo, desde el día 1 (así hayas sido un bebé), tus pupilas gustativas aprendieron a reaccionar con sabores fuertes, cargados o ya programados para estimular al máximo tus papilas gustativas (como es el caso del glutamato monosódico, que está en todas partes).
Entonces, cuando comes algo que no está cargado de esta manera tus pupilas gustativas “extrañan” las reacciones que te causaban antes ese otro tipo de alimentos que, como no tiene nutrientes ni muchos beneficios, es reemplazado por una bomba de “sabor” en tu boca.
¿Qué hacer entonces?
Ahora que sabes por qué tu cuerpo no reaccionará igual con ambos tipos de alimentos y que eso no quiere decir que debes renunciar a tu nuevo tipo de alimentación, ¿cómo puedes transformarlo?
Lo mejor que puedes hacer es hacer cambios graduales en la cantidad de sal o azúcar que le pones a la comida, incluso del aceite. Ve reduciendo poco a poco el consumo que tenías de estos alimentos. Por ejemplo, si todos los martes o casi todos pides pizza y los viernes comes alitas, haz eso cada dos semanas y la semana que no lo hagas sustitúyelo con un sándwich de queso y una ensalada con mucho limón, aceite de oliva virgen y algo de sal (el limón tiene el mismo efecto de estimular las pupilas gustativas de una forma mucho más saludable).
Si le pones dos o tres cucharadas de azúcar a tu té o licuado todas las mañanas, ahora ponle una menos y cuando sea una sólo pon la mitad hasta darte cuenta cuál es el sabor original de tu comida, sin los aditivos que lo alteran.
Cuando recuperes el estado natural de tus pupilas gustativas te darás cuenta de la cantidad de añadidos que le ponen a las comidas y poco a poco irás prefiriendo el nutritivo y delicioso sabor de la comida saludable.
¿Con qué vas a empezar hoy?
Yola Padilla
Creadora del programa “Mente Sana Cuerpo Ideal”
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